Los
trastornos del aprendizaje han sido
estudiados desde diversas posturas que intentan ya sea explicar o resolver las
complicaciones que se presentan en el ámbito escolar, aun cuando que en general estas trastornos se
hacen notorias en la educación formal, éstas afectan otros ambientes en la vida
de las personas, a veces de por vida.
En este
sentido, los trabajos de la psicología educativa sobre el tema de las trastornos
de aprendizaje son muy amplios y exitosos. Sin embargo, no siempre se mantienen
los avances obtenidos con las estrategias de aprendizaje, ya sea porque el
psicólogo deja de trabajar con el niño, cambia el profesor, hay cambios de
ciclos escolares, se cambian las estrategias de trabajo y entonces se pierden
los efectos de las intervenciones psicológicas.
Este efecto de aprendizaje, casi
siempre se diluye, en parte, porque solo se piensa en el qué enseñar, y cómo
enseñar. Es muy común escuchar o leer que los problemas de aprendizaje se deben
al modo de enseñanza, y quizá sea así en algunos casos, pero en otros, ese
efecto de mantenimiento se pierde por que se confía en la memoria y se hacen de
lado los estudios sobre el cerebro, por lo que apelar a la plasticidad cerebral,
como proceso más permanente de aprendizaje es la propuesta de este trabajo.
Es por ello
que desde el punto de vista de la neurociencia, se permite observar los
procesos cognitivos molecularmente, paso a paso, lo cual hace fascinante para
la comprensión de tareas tan cotidianas como la lectura o la escritura, pero
las vuelve complejas cuando se les observa con tanto detenimiento, pues las desmenuza hasta la mínima expresión,
por lo que es muy sencillo perderse en los detalles y olvidar el problema que
motivó tal búsqueda.
Sin
embargo, la ventaja de esta postura, es que evita caer en el error de hablar,
por ejemplo, de trastorno en la lectura, pues cabría preguntar ¿en cuál de los
proceso?, ¿el problema es que no se han aprendido los sonidos relacionados con
los símbolos?, o ¿no se nota la diferencia entre una letra y otra?, tal vez ¿no
se comprender lo que se lee?, pero siempre será posible detectar el eslabón que
está causando problema para el proceso. Por supuesto, cada eslabón de la cadena
de eventos es importante, si no se conocen las letras no será posible
comprender lo que se lee, pero no quiere decir que hay daño, ya que el cerebro siempre estará listo para aprender otras
formas de aproximación a los eventos.
Tal vez sea
por ello que en general cuando se busca un diagnóstico para los s trastornos de
aprendizaje se detectan aquellas tareas que no se ejecutan como la mayoría de
la población, sin embargo, se olvida muy fácilmente reflexionar sobre lo que
ese niño si puede hacer, y desarrollar su potencial a partir de sus fortalezas,
es el mejor modelo centrado en el alumno, pues es el alumnos el moldeador de su
propio aprendizaje.
Es por ello
que la ventaja de la neurocognición,
es que explica los procesos mentales superiores desde las redes neuronales y
los procesos bioquímicos, y sus estudios pueden ser tan sofisticados como analizar la molécula
implicada en la memoria o comprender las redes neuronales especificas
relacionadas en la pronunciación de una palabra, pero no ha logrado ser un
puente real entre la bioquímica cerebral y las ideas, ya que hay una pregunta
que aún no tiene respuesta: ¿en qué momento las conexiones neuronales se
convierten en experiencia subjetiva?. Espero que en los próximos 10 a 20 años sea posible
responder a ello, sin embargo, es el mejor puente que existe hasta ahora para
comprender los procesos mentales superiores.
Me parece
que determinar la mejor manera de aprender, es un aspecto completamente
personal, no hay fórmulas mágicas o programas aplicables de manera general. El
color rojo resultará atractivo para algunos mientras que otros lo verán
ofensivo. Habrá quienes necesiten 2 segundos para comprender una tarea,
mientras que algunos jamás la comprenderán, otros intentarán recordarla solo
para aprobar el examen bimestral. A
pesar de todas las investigaciones sobre los procesos de aprendizaje, no existe
un currículo que aproveche todo ese conocimiento.
La
comprensión del cerebro, permite, por otra parte, buscar mejores modelos de
enseñanza y de aprendizaje, apelar a la plasticidad cerebral, me parece es la
mejor manera de dejar de lado el estigma de no
puedes y nunca podrás. Todos tenemos trastornos específicos en algún área,
pero lo que hace exitosos a algunos es la capacidad de buscar alternativas.
Los
aprendizajes escolares usualmente son vistos como habilidades o tareas que los
alumnos deben dominar como requisito para el éxito académico. Desde las aulas,
uno de los trabajos del profesor es
ayudar a que el alumno adquiera esos aprendizajes y les vaya dando sentido,
procurando una secuencia lógica de adquisición del conocimiento.
Sin embargo
el niño aprende no solo en la escuela o de los libros, porque cuando los niños ingresan a las escuelas, ya
saben cosas. Algunas de ellas son herencias evolutivas que le permiten
adaptarse de mejor manera al ambiente, por ejemplo el lenguaje, que desde los
primeros días de nacido comienza a desarrollarse, primero a modo de llanto para
proveerse de alimento y compañía y más adelante como medio de expresión.
Así por
ejemplo, aquellos niños a quienes se les fomente el lenguaje y se les muestre
que el lenguaje es una herramienta útil como medio de comunicación, serán más
aptos para desarrollar un vocabulario más amplio y con el tiempo, serán niños
para quienes la lectura y la escritura será un paso lógico a la transmisión de
ideas. Mientras que los niños que se desarrollen en un ambiente más exigente
para el movimiento, como los deportistas, generarán mayor cantidad de
conexiones motoras, pues las ejercitarán más exhaustivamente y probablemente
dejen de lado las palabras. ¿Qué explicaciones tendría que dar un niño al meter
su primer gol o llegar a la meta primero que el resto de sus compañeros?.
En este
sentido, cabe mencionar que esta visión
no es blanco y negro, los niños desarrollarán conexiones cerebrales que se
manifestarán en habilidades de aprendizaje, ya sea en las áreas del lenguaje o
del pensamiento o en actividades motoras dependiendo de que tanta estimulación
brinde el ambiente, al mismo tiempo de qué tanto estas actividades se ven como
necesidad. En este rubro caen las actividades que aunque se encuentren
genéticamente programadas como el lenguaje y la aritmética, no se desarrollan porque
el ambiente no las promueve.
Ejemplo de esto son los niños que aunque saben
hablar y conocen las palabras para pedir su leche, los padres no les exigen
emplear su vocabulario y solo es suficiente que el niño señale su vasito para
que la mamá o quien cuida al niño traduzca la acción: ¡si mi vida: quieres tu
leche caliente con chocolate y azúcar en tu vaso rojo!, dejando al niño sin
posibilidad de explorar y desarrollar sus propias palabras que si fueran
corregidas, eventualmente se ampliarían y se presentarían en un orden lógico.
El ejemplo
anterior permite vislumbrar que para aprender deben existir ciertos principios.
Por un lado, debe existir un cerebro capaz de hacerlo, y se sabe que en los
primeros años el cerebro es una esponja apta para adquirir habilidades que le
permita adaptarse.
En segundo
lugar, debe existir la necesidad de aprender, pues de otro modo, el cerebro no
se esforzará por crear conexiones y ello lo llevará a perder aquellas que no
son aptas para mantenerse o que no se emplean. Este principio de la lucha del
más fuerte y el más apto se hará evidente a lo largo de todo el desarrollo
cerebral. Si no se usa un número telefónico ¿usted lo recordaría?.
De ahí que
hay dos procesos que se vuelven indispensables para el aprendizaje, la memoria, la cual permitirá al sistema
crear recuerdos de que algo es útil a partir de la estimulación del medio, por
ejemplo, usted sabe leer estas líneas porque es una tarea que ha llevado a cabo
muchas veces, primero como un juego y luego sistematizando la tarea hasta
llegar al punto no solo de la lectura, sino de la comprensión de la lectura.
Esto es posible gracias a la fiel amiga de la memoria: la motivación.
Cuando los
bebés nacen, sus motivaciones son simples: comer, dormir, sentir el abrazo de
mamá o de los cuidadores. Poco a poco esas motivaciones básicas, quizá
egoístas, cambian por la necesidad de hacer feliz al cuidador, desarrollando la
función social, y cuando esa persona sonríe ampliamente y le pide sonreír al
bebé, este responde, y es que entre más contenta esté la persona, más tiempo le
dedicará y sus necesidades se verán cubiertas. Poco a poco esta relación se
hará más y más cercana al punto en que comenzarán a compartir. Si mamá quiere
que responda de esta u otra forma, el bebé lo hará. Eso le permitirá dar el
paso necesario para pedir cosas, como leche, o solicitar cobijo cuando sienta
frío y desarrollar sus necesidades sociales.
Eso lo
conducirá al siguiente punto de aprender lo que quiere, cuando quiere, y de ahí
se desprende la etapa bien conocida por los padres de familia y educadores en
la cual el niño aprende con repetición, preguntando y haciendo movimientos una
y otra vez y otra vez y una más, hasta el punto en que son capaces repetir cada
uno de los diálogos de una película de la cual usted está ya harto. ¿Ha leído
alguna vez algo como eso?.
Es así que los
niños antes de la enseñanza formal, aprenderán lo que les guste, lo que les
permita adaptarse a las reglas del hogar, a partir la estimulación del ambiente, de la
repetición de actividades y de la exploración,
para que con ello creen una memoria que les permita sostener esa
conexión neuronal y hacerla fuerte para que les sea posible construir otros
aprendizajes que con el tiempo se volverán formales.
En
conclusión, esta perspectiva explica los aprendizajes primero como necesidades
humanas dispuestos para la sobrevivencia
de la especie, ¿qué sería de la humanidad si no existiera la transmisión de
conocimientos?, desde eventos simples como explicar a otros cuando un alimento
ya no es comestible, o contagiar los hallazgos de la neurociencia.
Los
aprendizajes requieren de estimulación
del ambiente, capaz de crear una necesidad de ser empleados en múltiples
tareas que generen conexiones neuronales regulares que eventualmente se hagan
fuertes y con ello posibiliten el desarrollo de habilidades cada vez más
complejas, generando cadenas de pasos, conocidos como procesos de aprendizajes,
pues cada habilidad nueva se presenta gracias a otras que pueden remontarse al
nacimiento.
Es
importante también la motivación que estimule la práctica repetida, de la cual
ya se analizaron los beneficios, pero además permita encontrar en el educando
una razón para continuar el aprendizaje y autorregular su conducta determinada
por los elogios que reciba de otros, dentro de los ambientes de clase, ya que
aumenta la probabilidad de que una conducta se repita si esta resulta
placentera o en todo caso provechosa y ¿a quién no le gusta demostrar que es
capaz de hacer algo que otros no pueden?. Sin embargo este principio sugiere
también que no hay solo una forma de aprender, pues el cerebro humano a
diferencia de una computadora que solo aprende lo que se le programa, es capaz
de buscar múltiples respuestas a un solo problema, con el fin de lograr la
satisfacción. Esto sin embargo, va en contra de la escuela tradicional, la cual
ve al aprendizaje como el reflejo de una sola respuesta, invariable e igual para
todos, dejando de lado al alumno que aunque de modo correcto, no responde de la
manera esperada.
El
aprendizaje cuando se practica y está basado en la motivación, entra al proceso
de memoria este va a permitir
automatizar las cadenas de respuesta y así economizar pasos para el logro de
metas. Todo aprendizaje al principio debe ser modelado es decir, otros deben
mostrar y explicar cómo hacerlo, excepto aquellos que se basan en reflejos o
necesidades vegetativas como respirar, deglutir o parpadear, y poco a poco se
automatizan hasta hacerse sin pensar. La primera vez que usted vio letras,
alguien le dijo que esos signos eran letras, con el tiempo, fue capaz de darle
sentido a los signos, y con el paso de los años ahora es capaz de leer y
comprender, esto gracias a una reducción en los pasos que solía dar cuando
inició el proceso de lectura, el cuál ahora es prácticamente automático.
Por si
fuera poco la memoria, permite almacenar información, siempre y cuando ésta sea
significativa y se aplique más de una vez y de preferencia en más de un
ambiente. Por eso seguramente usted ya no recuerda el nombre del autor de este
artículo a menos que conozca trabajos previos. De no ser así, el nombre no es
relevante.
Siendo así,
aprender es algo más que cargar libros y llenar planas, eso lo sabemos todos,
pero desde la perspectiva neurocognitiva, aprender es un proceso cerebral,
compartido socialmente, pues el cerebro requiere de la estimulación del medio y
de la aprobación social para decidir si ha dado las respuestas necesarias y
además es ¿por qué no?, motivante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario