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lunes, 12 de septiembre de 2011

¿Cómo recordamos?

Si se parte de la idea de que el sistema sensorial recibe estimulación del medio cada segundo, de cada minuto, de cada hora del día, entonces tendremos una idea aproximada de la cantidad de información que el cerebro proceso continuamente, aún durante el sueño.

En comparación, si se mantiene encendida y en contínuo análisis de datos a una computadora durante, por ejemplo, 20 años, llegará un momento en que sin importar la capacidad de almacenamiento y la memoria RAM, va a reiniciarse y probablemente pierda parte de los datos que procesa.

Pero, el cerebro en general, a menos que haya una condición neurológica, o una mala alimentación o bien como resultado de un accidente cerebro vascular, no puede darse el lujo de perder información. Aunque condiciones cotidianas como la tensión psicogénica (stress) o la falta motivada de atención puede borrar datos incluso a dos segundos de haberlos captado. ¿A quién no le ha pasado olvidar un número de teléfono recién proporcionado o bien olvidar el por qué se levantó para ir a otra habitación a tomar algún objeto?.

Parece ser que en general debe haber un margen de error en la recuperación de la información, pues en ocasiones se hace de manera fragmentaria. En otras ocasiones se obtiene la información buscada por asociación.

También se cuenta con una aplicación que se conoce como economía cognitiva que no es más que una forma de eficientar el sistema y hacerlo capaz trabajar con la información mínima y relacionarla con otros nodos de información. En este sentido es posible agrupar eventos, por ejemplo no es necesario recordar toda la información sobre un tema, sino se puede relacionar con lo que se dice o se escucha. Por ejemplo, mencione todos los objetos que se encuentran en una oficina, o en una recámara. Usualmente no mezclará información de otras categorías, como  mosquitos o duendes verdes, a menos que eso sea parte del entorno (Chen, Loftus, Lin, He, Chen, Li, Xue, Lu y Dong, 2010).

En este sentido, se cree que la memoria está distribuida en tomos de enciclopedia, donde cada recuerdo tiene un lugar dentro de la biblioteca personal, la manera en que ellos se ubican y la forma en que se clasifican está definida personalmente. Un mismo recuerdo puede estar en una clasificación para una persona y en un sitio distinto para otra persona aun cuando hayan vivido el mismo evento (Sagan, 2001).

Es por ello que la comprensión de este proceso permite emplear la información del sistema de forma eficiente, lo que ha llevado al desarrollo de sistemas electrónicos cada vez más rápidos y ordenados.

Pero entonces parece lógico pensar que existen distintos momentos o procesos en la memoria, uno dónde se encuentra la memoria consolidada, como aspectos de la vida o bien aprendizajes que no se olvidan, como andar en bicicleta o bien conducir un auto (cuando se tiene la habilidad) y por otra parte, se encuentran aspectos de memoria en el aquí y en ahora.

Las investigaciones apuntan a una memoria a largo plazo, algunos la llaman episódica y una memoria del aquí y el ahora que se puede llamar de corto plazo, pero en general se le conoce como memoria de trabajo (Ruiz Contreras y Cansino, 2005; Burin y Duarte, 2005).

La memoria a largo plazo o episódica desde el punto de vista neurológico requiere de modificaciones morfológicas y funcionales en la transmisión sináptica, que a su vez requiere de la activación génetica abierta y cerrada  y de la síntesis de  proteinas que permitan el florecimiento de los botones sinápticos (Ruiz Contreras y Cansino, 2005).

Estos son los recuerdos arraigados, que pueden ser aspectos muy personales o bien conductas que se realizan de manera automática, también conocidas como hábitos.

Cuando alguien pregunta ¿cuál es su nombre?, no se requiere de abrir el sistema de información para buscar la respuesta, de manera autómatica se responde mi nombre es…

Pero para que ello sea posible, es necesario que la información se consolide, es por ello que la repetición es un elemento importante en el proceso, pero no solo en modalidad lingüística, ya que puede participar más de uno de los sistemas sensoriales. ¿cuántas veces degustó una naranja y supo sin lugar a dudas que era una naranja?, la relación de la palabra naranja se da a partir del sabor, el olor, la forma, el color, la textura, el tamaño… la relación de todo junto con la palabra es lo que conoce como naranja.

La memoria a corto plazo, de trabajo u operativa es aquella que se emplea cotidianamente cuando a alguien le brinda información sobre cómo llegar a un lugar o bien, instrucciones específicas. Este tipo de información es mucho más volátil que la memoria a largo plazo, pues depende de la atención para que sea posible retenerla.

 Está memoria en general se ve ligada con el lenguaje, pues se intenta retener la información por medio de palabras aun cuándo la información sea obtenida por cualquier modalidad sensorial. Además, se ve más relacionada con los genes cerrados pues depende de la capacidad de retención de cada individuo (Morgado Bernal, 2005).

Por otra parte, la mayoría de los modelos de memoria de trabajo separan dos tipos de fuentes de información: los mecanismos de procesamiento activos que son recursos de atención controlada, es decir, se presta atención a algo en específico, y por otro lado mecanismos pasivos, donde no hay una intención clara de recordar. Aunque estas formas pasivas pueden presentarse debido a la asociación de ideas o estímulos.

Se piensa también que los mecanismos de procesamiento son principalmente lingüísticos como cuando se intenta recordar algo que se lee o se escucha, Aunque también puede ser visual pues una de la principales fuentes de información y también se plantea un mecanismo espacial, que nos brinda la capacidad de realizar un movimiento.

En este sentido las áreas cerebrales implicadas van desde las visuales, motoras y las de lenguaje en todas sus modalidades (Burin  y Duarte, 2005).

Por otra parte, se ha intentado conocer el mecanismo de consolidación, pues algunas tareas parecen dar prioridad a un sistema serial, donde la información debe tener cierto orden específico, de ahí que la serie deba ser ordenada y secuenciada de manera particular, un ejemplo de ello son las tablas de multiplicar, mientras que otro tipo de tareas no requiere de orden, pero si de asociación (Sackur y Dehaene, 2009).

Existe un modelo llamado dual de categorización, en donde se pueden emplear ambos procesos dependiendo de los requerimientos de la tarea (Glöckner y Witteman,  2009). Esto se puede presentar cuando se necesita tomar decisiones empleando información insuficiente.

Pero una vez consolidada la información, es necesario recuperarla, de otro modo no es posible saber si existe. Aunque usualmente se entiende como un parte del proceso de la memoria, en realidad este proceso emplea áreas distintas del cerebro y mecanismos específicos. Básicamente se le define como el proceso de extracción de información almacenada en la memoria para dar respuesta a una tarea (St. Clair Thompson, 2010), no necesariamente específica pues a veces los recuerdos llegan de golpe.

Las áreas que se hacen cargo de ello son el hipocampo y la corteza prefrontal. Durante la recapitulación de eventos el hipocampo recibe de la neocorteza la información y envia proyecciones eferentes, lo que hace suponer que el hipocampo es el director que recibe y busca la información, brindándo un orden a la misma y decidiendo la fuente de salida, que puede ser una palabra, un movimiento o una figura (Ruiz Contreras y Cansino, 2005).

Queda claro que todo aquello que no se va a emplear de manera constante de olvida, excepto en el caso de la interacción con la emoción, lo cual explica los recuerdos vívidos, como en el caso de personas que han sufrido cualquier tipo de situación traumática y que el recuerdo es practicamente imborrable. Pero también existen el caso de la falta de consolidación o retención de información, como cuando se estudia por horas para un examen importante y al momento de la recuperación, simplemente no se es capaz de exhibirla.

Estos dos ejemplos hacen complejo comprender del todo el proceso de la memoria, pues los estudios de laboratorio distan mucho de emular la actividad en multi niveles que lleva a cabo cotidianamente el cerebro bajo la necesidad de emplear y manejar información. De ahí que el proceso de  economía cognitiva brinde un poco de orden a la cantidad de información que en ocasiones se maneja.

Es por ello que se agrupa información aparentemente en áreas relacionadas, y toda la información de cómo escribir se encuentra en un cajón y la información que se emplea para llegar a casa se haya en otro. Pero también es cierto que a veces áreas distantes se relacionan, esto permite la creatividad y la resolución de problemas (Weimer y Palermo, 1974).

Pero no es necesario preocuparse, pues su cerebro funciona 24 horas al día durante 7 días a la semana, incluso mientras duerme borrando información innecesaria lo que permite espacio para más eventos y sea posible funcionar en el agitado y vertiginoso mundo de la información. Y por otro lado, ha aprendido a emplear herramientas, que fueron diseñadas por aquellos que sienten que la memoria es expandible.


Si, hay un culto a todas las herramientas y aplicaciones de la manzanita y demás juguetes posibles en la actualidad, donde existe una aplicación para todo lo imaginable y lo inimaginable, pero, no olvide que dependen de baterias, conexiones y de servidores que tienen memoria finita, y el desastre es másivo cuando los sistemas son vulnerados o bien resultan insuficientes. A diferencia, el cerebro siempre podrá expander su habilidad para aprender estrategias que le hagan los procesos más fáciles y solo pide comida, descanso, estimulación del medio  y un poco de socialización.

Alma Dzib Goodin


Si te gustó este sitio, puedes conocer un poco más de mi trabajo en: http://www.almadzib.com
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Referencias

Burin, D. y Duarte, AD. (2005) Efectos del envejecimiento en el ejecutivo central en la memoria de trabajo. Revista Argentina de Neuropsicología. 6. 1-11.

Chen, C., Loftus, E., Lin, C., He, Q., Chen, C., Li, H., Xue, G., Lu, Z., and  Dong, Q. (2010) Individual differences in false memory from misinformation: Cognitive factors. Memory. 18 (5) 543-555.

Glöckner, A. and Witteman, C.  (2009) Beyond dual- processes model: A categorization of processes underlying intuitive judgment and decision making. Thinking and reasoning. 16 (1) 1-25.

Morgado Bernal, I. (2005) Psicobiología del aprendizaje y la memoria. Cuadernos de comunicación e información. 10 (2) 221-233.

Ruiz Contreras, A. y Cansino, S. (2005) Neurofisiología de la interacción entre la atención y la memoria episódica: revisión de estudios en modalidad visual. Rev. Neurol. 41 (12) 733-743.

Sackur, J., and  Dehaene, S. (2009) The cognitive architecture for chaining of two mental operations. Cognition. 111. 187-211.

Sagan, C. (2001) Cosmos. Editorial Planeta. España.

St. Clair Thompson, HL. (2010) Backwards digital recall: A measure of short-term memory or working memory?. European Journal of Cognitive Psychology. 22 (2) 286- 296.

Weimer, W. and Palermo, DS. (1974) Cognition and the symbolic processes. Lawrence Erlbaum Associates. USA.

2 comentarios:

Cecilia Astorga dijo...

¿Es posible aprender algo pero que no se recuerde el proceso si no solo que algo se sabe hacer?. Por ejemplo, manejar una compu, pero que ya se han olvidado todos los pasos para encender, y ya se haga solo en automatico

Unknown dijo...

Hola Cecilia:

Lo que describes es el paso de una estrategia de enseñanza, donde les van guiando paso a paso a laguien para que aprenda una habilidad, y se dice que se aprende una habilidad cuando eres capaz de hacerlo sin andamiajes, pasas de necesitar apoyos externos, o incluso internos pues necesitas repetir mentalmente los pasos de cómo se hace algo, a hacerlo sin ayuda y cómo dices: sin pensar en ello. Lo cual implica que ya existe una red neaural, si no estable, al menos existente que te permite automatizar la tarea.