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martes, 15 de noviembre de 2011

La lectura y la escritura: mucho más que solo juntar letras

 El aprendizaje de la lectura y la escritura es un proceso directamente relacionado con la cultura que depende del desarrollo del lenguaje (Cook, 2010).  En este sentido,  el cerebro no los incluye en los paquetes de aprendizajes evolutivamente necesarios para la conservación de la especie (Dehaene, 2009). Esto es que a diferencia del lenguaje y del concepto de cantidad se ha aprehender a partir de la interacción con el medio.

Pensar que para los niños es un proceso natural vincular los sonidos del lenguaje con las letras ha sido un error de la educación, si pudiera compararse, es posible afirmar que es similar a ir a la luna, un pequeño esfuerzo para un adulto, un paso enorme para un preescolar. Para iniciar, los niños aprenden a escuchar palabras completas y eventualmente frases, con un proceso que está modulado aún antes de nacer y con amplias herramientas culturales, aún antes de que el recién nacido deje la calidez del vientre materno, ya es capaz de escuchar los sonidos del lenguaje (Dzib Goodin, 2011).

A diferencia, tanto la lectura y la escritura, usualmente se inician con pasos muy pequeños, donde la tarea es diferenciar visualmente contornos de letras que solo se han escuchado, bajo dos procesos diferenciados, pues la lectura empleará el sistema visual, mientras que la escritura se adopta gracias a la acción motora. De ahí que la tarea no es solamente ver y diferenciar, las letras de un alfabeto, que además usualmente tiene al menos letras mayúsculas y minúsculas, pero en el caso del ruso, además se tienen letras de escritura manual y de escritura de prensa, lo cual implica que se han de aprender 4 alfabetos. Por supuesto, no quiero dejar de lado a las escrituras ideográficas que seguramente son aún más complejas.

Es entonces que teniendo listo el sistema para aprender, los niños tendrán que relacionar los grafémas (las letras) con los fonémas (los sonidos) y para ello habrán que descomponer las palabras que ya conocen, como mamá y papá en fonemás y luego representarlos con los grafémas.

Mientras que a nivel escrito, habrá que considerar que evolutivamente la escritura es un invento cultural más reciente que el lenguaje, que no se compone solo de letras, sino de reglas gramáticales específicas pues, a diferencia del lenguaje persona – persona donde si se vuelve incomprensible parte del discurso es posible hacer preguntas al interlocutor, en la lectura no es posible interactuar con el escritor que es un punto a considerar cuando se escribe (Bates y Goodman, 1997).

Y mientras que cuando un niño aprende el lenguaje se le permite cometer errores, de los cuales los adultos toman nota y lo vuelven la anécdota de la infancia de sus hijos, lo cual le permite repetir, re hacer, y jugar con palabras mal dichas o frases compuestas de modo impreciso, ya que socialmente se acepta que el niño está aprendiendo. Y es que a diferencia de lo que postula el conductismo al explicar el lenguaje infantil como la copia del lenguaje adulto, estudios recientes muestran que los niños modulan el discurso dependiendo de la maduración cerebral y por otro lado del uso y manejo que se hace de las palabras dependiendo de la riqueza cultural del ambiente, lo cual beneficia al desarrollo cognitivo (Hartshorne, 2009).

Casi de la misma manera se aprenden los números, es un proceso divertido en el cual el niño va adquiriendo la noción con la pregunta simple pero enriquecedora ¿cuántos años tienes? (Dehaene, 1999).

Pero el aprendizaje de la lectura y la escritura se desarrolla en un ambiente mucho menos lúdico, donde los errores no son aceptados y esto se aleja de la forma natural en que el cerebro aprende, pues la enseñanza formal se basa en la repetición sin sentido, lo cual puede incluso forzar al cerebro a cometer errores cuando lleva a cabo tareas para las cuales aún no está preparado y esto pueden frenar el éxito en el aprendizaje (Tullis, 2011).

El cerebro aprende jugando, intentando cosas nuevas a un ritmo propio, modificando las habilidades que ya conoce. Si se toma el ejemplo del lenguaje, disfruta intentando frases y sonidos nuevos, y comete errores que corrige poco a poco, sin prisa en parte, por que el lenguaje es una necesidad para la interacción con otros, adquiere el principio de necesidad cultural.

A diferencia, la escritura no tiene la oportunidad de ser disfrutable, y socialmente no es una necesidad, sino en el mejor de los casos una imposición escolar. Cerebralmente es un reto cognitivo, ajustar la mirada a un espacio definido, reconocer rasgos de cada uno de los distintos grafémas, asociar el sonido a cada uno, incluso aquellos que no suenan, como la H, pero que gramaticalmente debe considerarse. Dar forma y cadencia a cada palabra, y luego formar frases, ajustar el movimiento de la mano a la mirada, aprender el uso correcto del instrumento de escritura. Trabajar en un espacio que usualmente solo se ve en la escuela. ¿Cuándo ha visto un libro escrito en cuadricula? A menos que sea un libro escolar, no es un medio usual de escritura, pues se lee los textos en hojas blancas… los cuadros estorban visualmente, sin embargo el preescolar ha de aprender a hacer trazos en ese espacio finito, el trazo ha de tener cadencia, ser completo, limpio y ordenado…

En el caso de la lectura, se aprende primero por asociación y los primeros esfuerzos son ampliamente festejados. Los niños que se atreven a leer los letreros de las marquesinas o bien los nombres de las marcas conocidas. Esos primeros esfuerzos, precoces, síntoma de inteligencia superior según los padres, son el juego necesario, para disfrutar la lectura, y así será hasta que comienzan las imposiciones y las letras y los logotipos son cambiados por signos que han de reconocerse uno a uno, en forma correcta y con eficacia. Es ahí cuando se da paso al leer por gusto a leer por obligación.

Para el cerebro la exigencia es un sistema visual lo más maduro posible, para lograr el reconocimiento de formas, diferencias de las misma, tamaño, distancia, espacio, un movimiento oculomotor con cadencia que permita la lectura de izquierda a derecha y de arriba abajo, un sistema de memoria que permita recordar lo que se ha leído y que permita la contextualización de las ideas. Por supuesto hará falta un vocabulario suficiente para comprender las palabras y habrá de agregarse a la formula la motivación por leer, y que esta actividad sea usada y vista como algo importante cultural y personalmente (Vygostky, 1995; Forget,  Buiatti y Dehaene, 2009).

En el caso de la escritura, esta se haya ligada al lenguaje y la lectura. Por supuesto el primer paso es simplemente copiar letras, tarea que no se reconoce como una escritura, pues se dice que este proceso tiene como objetivo transmitir ideas propias a otros. Aunque el debate puede ser extenso, pero los niños y los padres se sienten orgullosos,  cuando después de algunos intentos, logran escribir su nombre. Reconocer los grafémas que representan los sonidos de su nombre es un paso enorme. Para ello se requiere como ya se mencionó, una maduración oculo-motora adecuada, el reconocimiento del espacio donde se escribe, cadencia de trazos, madurez de la lateralidad  (Dehaene, Nakamura, Jobert, Kuroki, Ogawa y  Cohen, 2009), el reconocimiento de sonidos y por supuesto, la necesidad de escribir, pues esto cimentará culturalmente la necesidad de repetir la acción.

De ahí, leer libros y escribir artículos hay algunos pasos extra, sobre todo por que habrá de volverlo una actividad lo más lúdica y necesaria posible. Estudios llevados a cabo con familias de lectores y escritores exitosos, muestran que el ambiente juega un papel importante en el desarrollo de estas habilidades (Wasik y Slavin, 1993).

Recapitulando las ideas, se tiene que leer y escribir, son procesos que van de la mano, que a nivel cerebral comparte procesos, visuales, auditivos, vocales y motores que dependen del lenguaje pero están más a expensa de la estimulación cultural y que abren la puerta a el desarrollo aprendizaje en general. Que tocan las bases de las matemáticas, vistas como un lenguaje distinto al lenguaje natural y que requieren de la estimulación y paciencia del medio para consolidarse. Aunque existan niños precoces, los niños no nacen leyendo y escribiendo, sera la atracción y pasión por ambos lo que empuje a alguien al placer del conocimiento.

A diferencia de la idea tradicional de que el niño no aprende a leer por que es flojo, la visión neurocognitiva propone que el cerebro puede crear redes neuronales inestables o inmaduras que pueden recablearse con las estrategias adecuadas, fundamentadas en lo que el niño sabe y lo que desea saber.

¿Podemos tener niños lectores y escritores?. No tengo la menor duda de que es posible, cuando se les permita cometer sus propios errores y descubrir sus capacidades. Lejos de la visión cuadrada de lo que está bien o mal, por que esta actitud hacee que los estudiantes llegue a la universidad sin haber escrito una sola frase propia. La copia (actualmente corta y pega) que llena páginas y páginas que le hacen a los maestros creen que se sabe algo, lejos de ayudar, aleja de la idea inicial de la escritura: comunicar ideas originales. Y por supuesto niegan la posibilidad de deleitarse con una lectura, la que sea y por lo que sea, que lleva a alguien a aprender algo nuevo, util o simplemente matar el rato.

En este sentido no puede hacerse de lado los avances tecnológicos, pues el niño aprende a enviar mensajes cortos pero informativos ya sea en una charla o un mensaje telefónico que lo obliga a transmitir una idea en pocas palabras. Si bien es cierto que esto puede desvirtuar el lenguaje, pues comienzan a usarse seudo palabras, se ha de emplear la escritura como medio de comunicación necesario. Y por otro lado, las tabletas y la navegación por internet, dan acceso a los textos  extendidos y que un tema se relacione con otro. Aunque también es cierto que aún no se pueden dejar de lado las formas tradicionales de lectura y escritura, pues los países aún no cubren al 100 %  el acceso a internet, ni todos los estratos sociales cuentan con las herramientas. Simplemente es otra modalidad.

Los hábitos lectores y de escritura tendrán entonces un papel relevante en el desarrollo de los procesos cognitivos del aprendizaje. ¿Cuánto dura y cuándo debe presentarse?. A diferencia del lenguaje y los proceso sensoriales no tiene momentos críticos. Es claro que existen personas adultas que se han adaptado al medio sin necesidad de leer y escribir, del mismo modo que niños de entre 2 y 3 años exhiben habilidades precoces, en algunos casos serán tan elevadas que les abriran las puertas del éxito académico, mientras que en otros casos, la sociedad nos aniquilará intelectualmente y con el tiempo verán frenados sus avances académicos.

Alma Dzib Goodin
 
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Para la versión en español, da click en la parte superior derecha

Referencias

Bates, E. and Goodman, JC. (1997)  On the inseparability of grammar and the lexicon: evidence from adquisition, aphasia and real time processing. Language and cognitive processes. 12 (5) 507-584.

Cook, G. (2010) The brain and the written word. Scientific American Mind. 21 (1) 62-65.

Dehaene, S., Nakamura, K., Jobert, A., Kuroki, C., Ogawa, S. and Cohen, L. (2009) Why do children make mirror errors in reading? Neural correlates of mirror invariance in the visual word form area. Neuroimage. doi:10.1016/j.neuroimage.2009.09.024

Dehaene, S. (2009) Reading in the brain: The science and evolution of a human invention. Viking Adult: Penguin Group. USA.

Dehaene, S. (1999) The number sense: how mind creates mathematics. Oxford University Press. USA.

Forget, J., Buiatti, M. and Dehaene, S. (2009) Temporal integration in visual word recognition. Journal of cognitive neuroscience. 1 (2) 1-15.

Hartshorne, J. (2009) Why don’t babies talk like adults? Scientific American Mind. 20 (5) 59 – 61.

Tullis, P. (2011) Preeschool tests take time away from play and learning. Scientific American Mind. 22 (6) 26-29.

Vygostky, L. (1995) Pensamiento y lenguaje. Paidos. España

Wasik, BA. and Salvin, RE. (1993) Preventing early reading failure with one to one tutoring: a review of five programs. Reading research quaterly. 28 (2) 178-200.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Números y numeritos


El otro día estaba leyendo un artículo en scientific american titulado Cracking a century old enigma de Davide Castelvecchi (2011) en donde el autor explica las subdivisiones numéricas, que con manzanitas y bolitas no es más que como un número puede ser partido en partes y entonces se menciona ahí que el número 2 se puede representar por 1+1, mientras que el 3 se representa 1+1+1 o bien 1+2… y conforme el número crece, la partición se hace más y más compleja, sigamos con la lógica del 4 que es igual a 1+1+1+1 o bien 1+2+1 o también 2+2, mientras que el 5 sería: 1+1+1+1+1+1 * 1+1+1+2 * 1+1+3 * 1+2+2 * 1+4 *2+3.

¿Comienzo a marearles?,  bueno los matemáticos expresan esto como p que representa al número que están partiendo y entre paréntesis anotan el número de combinaciones, por ejemplo 2(1); 3 (2); 4(3); 5(6) la revista dice 5(7) pero no veo el otro posible… en fin, conforme se hace grande el número a dividir, por supuesto el paréntesis se hace mayor, y me encanta el númerototote que se hace con 100 (190 569 292) juro que no intenté comprobarlo, no crean que soy tan obsesiva, confío en lo que el autor dice.

Bueno, todo esto viene a tema por que recordé que cuando era niña me fascinaron los números… pero la verdad la maestra siempre buscaba la forma de hacerme saber que no eran mi fuerte. Y digo esto por que a pregunta expresa de ¿qué es un número?, cuando se la hacemos a un niño, esperamos que nos responda que es una medida… y entonces si el niño nos pregunta pero ¿qué es un número? quizá terminemos diciéndole lo mismo que me dijo la maestra cuando le dije que 0.5 no era un número, sino la mitad de un número… ¿no es lógico? Si se parte un 1 a la mitad y se lo representa como 0.5 ¿acaso no es la mitad de un número?

Y ahora viendo que un 5 es una combinación de posibilidades ¿qué es 5? es la mitad de 10, el doble de 2.5… es 5 veces 1… ¿es un número?

Juro que no es el afán de hacerlos pelotas… pero ¿cuál es la lógica cuando escupimos en la cara de un niño que un número es solo un número?... y entonces le enseñamos a dividirlos en pedacitos… tenemos ¿qué? ¿Pedacitos de números?, ¿los quebrados no son números?, ¡ah, no! ya recuerdo, son fracciones… ¿fracciones de qué? ¿Acaso de un número?... bueno bajo esa idea… 4 es la fracción de 8, por que es la mitad de 8, la cuarta parte de 16… ¿quieren que siga?... ok, bueno 4 en la décima parte de 40… ¿40 ya es un número? ¡No! por que imagino que un día un matemático obsesivo va a dividir a gúgol que teoricamente es un numerote ya que un gúgol = 10100 y esto se representa como:
10.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.

Un gúgol es aproximadamente igual al factorial de 70, y sus únicos factores primos son 2 y 5 (cien veces cada uno) y se dice que en el sistema binario ocuparía 333 bits.

El gúgol no es de particular importancia en las matemáticas y tampoco tiene usos prácticos. Kastner lo creó para ilustrar la diferencia entre un número inimaginablemente grande y el infinito, y a veces es usado de esta manera en la enseñanza de las matemáticas, y si se lo enseñamos a un niño quizá piense que al fin se tropezó con un número, pero… ¿será?

El motivo de esto es que cuando un niño tiene problemas con la aritmética, no es por falta de fascinación por lo números, es más, ellos viene genéticamente programados, pero cognitivamente no cuesta trabajo comprender los números, si no la lógica con la que nos lo enseñan. Y por supuesto esta idea cuadrada de enseñanza no ayuda, pues solo hay una respuesta correcta y cualquier cosa que no se parezca es errónea…

Ahora si, ¿alguien puede explicar que es un número?

Alma Dzib Goodin
 
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Referencias:

Castelvecchi, D (2011) Cracking a century-old enigma mathematicians unearth fractal counting patterns to explain a cryptic claim. Scientific American. April.

Sagan, C. (2001) Cosmos. Editorial Planeta. España.