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viernes, 27 de julio de 2012

¿Deben los maestros saber neurociencia o ciencia?

Esta pregunta ronda constantemente en los blogs,  blogs científicos  y los mensajes tanto de educación como los especializados en neurociencia y ciencia. Personalmente reviso cada uno pues es el tema principal de mis escritos. Si creo que la neurociencia puede hacer mucho por la educación y mi argumento es que ya es tiempo de poner el cerebro en las aulas, y no me cansaré de decir que la educación en ciencia beneficia a cualquier país en todos los niveles, especialmente el económico. Puede usted interpretar mi frases como guste, no hay una receta.

Mi problema surge cuando se dice: los maestros DEBEN saber neurociencia, y a eso se suma una larga lista de deberes, como DEBEN saber física, matemáticas, Historia, química, biología, astronomía, para que la enseñen de manera correcta a los estudiantes. Prácticamente cualquier tema en la que alguien sea experto, los maestros deben dominarlo, para que las futuras generaciones tengan una educación científica.

Por supuesto a la enorme lista de temas que deben manejar los maestros  como expertos, se agregan  el limpiado de mocos, cómo separar  boxeadores, lectura de jeroglíficos, descifrado de claves, enseñar a leer y escribir, cómo responder a  preguntas tales cómo: ¿puedo ir al baño?, ¿puedo entregar la tarea mañana?, ¿cómo sabe usted que lo copié de Wikipedia? O ¿qué va a hacer para que mi hijo aprenda a escribir?.

Si los maestros fueran expertos en tantos campos, deberían cobrar su sueldo, más el sueldo de todos los expertos. Ser maestro, sería una buena profesión, y tendrían suficiente dinero para leer revistas especializadas y acudir a todas las reuniones, conferencia y mesas redondas organizadas por los que saben, en las cuales se cobra para compartir el conocimiento. Eso de compartir es un decir, por que el experto en ciencia, no habla con los simples mortales, solo cobra su sueldo por acudir un par de horas, pedir que compren su libro, lo lean y los sigan en las redes sociales. 

Si los maestros tienen dudas o quieren compartir algo, pues lo pueden hacer. No serán respondidas aquellas preguntas que no sean relevantes. La relevancia la decide el experto, no usted.

La pregunta surge entonces si los maestros deben saber de ciencia y que tanto pueden aplicar lo que saben, en una sociedad que no está interesada.

Vamos por partes en esta pregunta, que no es tan fácil como parece.

La relación de la ciencia con la sociedad

Una vez leí que no se puede enseñar lo que socialmente no se comparte, y que los maestros trabajan con lo que la sociedad les da para moldear. Si socialmente no se está alfabetizado científicamente, no es posible brindar la ciencia que los expertos, esos afortunados que han podido aprovechar su enorme pasión por un tema, muchas veces apoyados en casa, porque  que todo es más fácil si se cuenta con otros apoyos, además de los escolares.

Cuando se piensa en científicos, se piensa en mentes brillantes capaces de responder a todo y de comprender la complejidad del mundo, en parte es una imagen que ellos mismos han creado, sin embargo, la ciencia en números dista mucho de la sociedad.

Analicemos algunos datos. Entre 1996 a 2010 en Estados Unidos se publicaron 5,322590 artículos científicos  De los cuales los documentos citables son 4.972 679, ¿suena como muchos artículos? Bueno, si se compara con su población 313,967,000 habitantes quiere decir que no son tantos, y si se piensa en que no todos se leen por que además de complejos, a veces cada artículo cuesta entre 20 y 40 dólares, pues ya hablamos de distancias.

 Los países que siguen en la lista con más producción científica son China con 1,848,727 artículos publicados, pero con una población de 1,347,350,000. El Reino Unido sumó 1,633,434 artículos y su población es de  62,262, 000.

Si se compara con los países con menos artículos se destaca El Estado de la Ciudad del Vaticano con 4 artículos publicados en el mismo periodo, pero una población de 800 habitantes. La Isla de Santa Helena tiene 1 artículo publicado y una población de 4,255 habitantes. Por supuesto la proporción es abismal entre los países más dotados de apoyos científicos.  

¿Parece entonces que los Estados Unidos son un país científicamente alfabetizado?, no lo creo, pues uno de los temas que más ha dado dolor de cabeza es cómo hacer que la ciencia tenga mejores resultados.

En un estudio realizado por La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos en 2009, aplicado a estudiantes de 15 años de edad entre 65 países, Estados Unidos ocupó en lugar 23 en ciencia, y el 31 en matemáticas.

No es la idea de este artículo descubrir el hilo negro, pero creo que el problema está entre la distancia de la ciencia con la sociedad. Para argumentar, propongo hacer algunas comparaciones: a Carl Zimmer lo siguen 922 050 en Google plus, a  Hugh Jackman 2, 878,747, a Daniel Tosh, lo siguen 6.2 millones de personas en twitter.

Pero parece que a la gente si le interesa un poco la ciencia, siempre y cuando la pueda comprender, pues si se analizan los sitios científicos más populares se encuentra que las visitas que se hacen a los mismos se distribuyen como sigue:
1. How stuff works?, it’s good to know 12,000,000 !Claro, si nos explican como funcionan las cosas cotidianas, puedo disfrutar de ello, y quizá ¡comprenderlo!.
2. NOAA 10,000,000
3. Discovery Channel 9,400,000. ¿Qué maestro no ha oido: lo vi en el Discovery Channel?.
4. NASA 8,900,000
5. Science direct 4,500,000
6. Science Daily 2,400,000
7. Nature 1,800,000
8. Treehuger 1,700,000
9. PopSci.com 1,400,000
10. Science Blogs 1,250,000
11. PhysOrg 1,200,000
12. New Scientist 1,000,000
13. Live Science 950,000
14. Space 750,000
15. Red Orbit 600,000 

Habrá que considerar que estos sitios no se ven solo en los Estados Unidos, si se calcula que la población mundial es de 7 billones de personas y que muchos de los que somos asiduos a estas publicaciones seguimos más de una, las lecturas científicas se reducen a muy poco, comparado con los 27, 815 976 seguidores de Lady Gaga en twitter, ¿suena que la leen más personas?.

Pero, si se mira de nuevo la lista, es posible observar que el nivel de complejidad en que se abordan los temas científicos es inversamente  proporcional a la audiencia. Menos complejidad, más audiencia.

¿Por qué no se lee ni se entiende la ciencia?

En mi primera clase de ciencia, con un nivel tal que llegó a interesarme, me explicaron que  hay tres niveles de la ciencia, está la ciencia básica, donde están los de más alto nivel, a veces en laboratorios, con equipo costoso, muchas veces intentando dar respuestas a las cosas más complejas del universo. Entre ellos y los simples mortales, se encuentran quienes interpretan las cosas complejas y tienen la capacidad de explicar lo complejo con palabras sencillas. A veces ellos mismos fueron científicos, otras veces son apasionados, pero sin su habilidad para explicar con palabras lo que los científicos escriben en base a moléculas o cálculos matemáticos, no se comprendería mucho de los que hacen.
Finalmente está la ciencia aplicada, o quienes toman lo que el segundo nivel hace y lo ponen en acción. A veces son mercenarios y cobran cara la ciencia pero, de algo deben comer.

Muchos periodistas y blogueros científicos se encuentran en el segundo nivel, a veces se comunican directamente con los científicos, aunque siempre con miedo de que les respondan que están equivocados o que no entienden un comino (este fue un comentario de Carl Zimmer).

Tan es así,  que existen manuales para argumentar con los científicos como el escrito por Jacquelyn Gill, en donde explica que los científicos solo hablan entre ellos y solo aceptan evidencias de escritos que hayan sido revisados por pares, sus pares. Artículos que como se han demostrado en algunos casos, pueden o no ser correctos. Especialmente cuando la competencia entre ellos es tan fuerte y a veces desleal. En algunos países tiene sentido, cuando los programas para ciencia y academia depende de presupuestos limitados, y se ha de repartir entre tantas mentes brillantes unas pocas monedas.

Gill explica que si una idea fue escrita en un blog o en una revista que no tenga cierta credibilidad, simplemente es descalificada por los expertos. Además, si los simples mortales no son capaces de comprender su lenguaje, entonces es el fin de cualquier discusión.

A eso se suma, que como indican los números, la mayor cantidad de artículos científicos se escriben en inglés. Así que si no se es bilingüe pues, tampoco se puede leer mucho.

Pero también aprendí en mi clase a ser escéptico, se me dijo que era una cualidad peculiar en las mentes científicas, y que ayuda a buscar más allá de lo que las cosas parecen en su primera mirada. Ejemplos en la historia de la ciencia son muchos, pero el que me gusta es la disculpa que el periódico New York Times, tuvo que brindar a  Robert Goddard, a quien tacharon de loco al decir en voz alta que era posible construir cohetes tripulados, impulsados por combustible, capaces de llegar a la luna.

La comunidad lo ridiculizó, y tuvo que esperar 49 años, para que le dieran una disculpa, por que su idea, no solo era correcta, sino posible.

Otro pensamiento generalizado es que las mejores ideas se escriben en ciertas revistas o se hacen en ciertos laboratorios o academias. Cómo si pensar estuviera atado a un lugar, a veces me da la impresión que piensan solo de 8 am a 6pm y después de eso cualquier cosa es vana. Pero para escribir en esas revistas o estar en esos lugares un simple mortal ha de hacer méritos, y cuando lo más importante es comer, pues es muy fácil olvidarse de la ciencia.

Si aprendí bien, entonces cuando se lee algo ¿por qué solo es válida si está escrita por un nombre o en una revista conocida?, ¿acaso nadie más tiene derecho a pensar?, y ¿qué tal que el escritor de un blog es un profesor retirado?. Pero no pidan más a los expertos, hacer mayores preguntas, están ocupados haciendo ciencia.

¿Es posible tener una sociedad alfabetizada en ciencia?

La respuesta es compleja, por que se necesita que la sociedad esté interesada y como los números indican eso no ocurre. Pero cuando se pregunta ¿quién es el científico vivo más famoso, el primer nombre en la mente de todos es Stephen Hawking.

Él ha aparecido en diversos programas populares de televisión (quiero decir con millones de espectadores), por ejemplo su aparición en los Simpson, en el capitulo 22 de la décima temporada, solo en los Estados Unidos tuvo una audiencia de 6.8 millones de espectadores. Otros le conocen por su aparición en  South Park,  y últimamente en Big Bang Theory. Sé que de verlo y reconocer su nombre a comprender sus teorías hay mucha distancia, pero la gente lo reconoce, como si hablara de Michael Phelps, Derek Jeter o Madonna. Solo en Facebook  El Dr Hawking tiene 209, 210 suscriptores.

En una lista dada a conocer por un escritor se dice que hay otros cuatro científicos famosos vivos. Pueden o no estar de acuerdo con ella, yo tendría en mi lista personal a David Eagleman, por que me interesan sus ideas sobre el cerebro o a Francis Crick por que me apasiona su trabajo sobre la mente, y no podría faltar Stanilas Dehaene, por su trabajo con el aprendizaje, pero aquí les dejo los nombres de la lista original y una de sus conferencias en TED:
1.    James Watson TED http://www.ted.com/talks/james_watson_on_how_he_discovered_dna.html 382 204 han visto este Video
2.    Jane Goodall Ted  http://www.ted.com/talks/jane_goodall_at_tedglobal_07.html  tiene 204,047  visitas
Este video ha sido visto 743,076 veces
4.    James Hansen http://www.ted.com/talks/james_hansen_why_i_must_speak_out_about_climate_change.html Este video ha sido visto 491,350 veces

Si queremos una sociedad alfabetizada en ciencia, habrá que pedirle a los científicos que respondan las preguntas necias de sus seguidores, que estén cerca de los políticos, de los periodistas, que comenten en foros de gente común y corriente, que se quiten el traje de arrogantes y que recuerden que un día fueron gente normal y que hasta comieron palomitas mientras hacían la tarea y miraban un programa de ciencia en la televisión. Mucho antes de Tivo.

Hablando de políticos, hace un año, durante la crisis económica en los Estados Unidos, veía como las reuniones políticas se alargaban sin que hubiera una solución al dilema. No resistí y le pregunté a mi esposo y a mi suegro, si hay tantos premios Nobel de economía en este país, ¿Por qué no uno de ellos resuelve la situación?. No me pudieron responder.

Es por todos las notas sobre lo que los maestros y los políticos deben saber sobre ciencia que decidí escribir esta nota, en respuesta a todos y desde mi muy humilde punto de vista. ¿Lo que los políticos deben saber de ciencia?, que hace la vida social más sencilla y económicamente aporta mucho a corto, mediano y largo plazo.

¿Qué deben saber los científicos de los maestros, de los políticos, de las personas comunes?, más allá de que somos objetos de estudio constante, debe comenzar el dialogo, o la distancia se hará cada vez más grande.

De entrada, deben comprender que los políticos no saben nada de ciencia, pero ellos autorizan presupuestos destinados a la misma. ¿Vale la pena hablar con ellos y explicarles un poco de las ventajas de la ciencia?

Intentos para divulgar la ciencia entre los más jóvenes se están llevando a cabo, por ejemplo la idea de Google Science Fair, que reúne a científicos jóvenes de todo el mundo y la propuesta de Scientific American de reunir a 1000 científicos en 1000 días, que Increíblemente, solo ha logrado reunir a 1552 científicos, suena a muy poco si se considera que la Academia Nacional de Ciencia en los Estados Unidos fue fundada en 1863 y actualmente cuenta con 2,200 miembros y 400 asociados extranjeros; la Academia Nacional de Ingeniería cuenta con 2,200 miembros más 200 asociados extranjeros y el Instituto de Medicina cuenta con 1, 700 miembros y 100 asociados extranjeros, y esto es solo la crema y nata de la ciencia en los Estados Unidos.

Pero regreso a la pregunta original:

¿Deben los maestros saber de neurociencia?

Siempre he dicho que entre el deber y el desear hay una gran distancia. Los maestros deberán conocer de neurociencia tanto como ellos deseen, y aplicarla tanto como los programas educativos oficiales se los permitan. Porque siempre estamos dispuestos a decirles como se enseña mejor, pero no conocemos lo que sus programas indican. El conocimiento se ha de adquirir a una velocidad enorme, se han de atender asuntos burocráticos, atender a muchos niños en un aula, lidiar con padres de familia, autoridades educativas y sobrevivir al tráfico. ¿Quiénes somos nosotros para decirles como enseñar?.

Porque los científicos nos especializamos en la neurona X, pero no hemos sido capaces de explicar del todo cómo funciona el cerebro. Hay mucha información molecular, bioquímica, eléctrica, de neuroimágen, neuroanatómica, de redes neuronales, intentamos explicar procesos, pero hasta ahora, nadie alza la mano y dice: así funciona y así se aprende. Eso es lo fascinante de la ciencia, entre más se estudia algo, más preguntar surgen.

Pero los maestros si saben algo y bien claro. Los niños aprenden cuando quieren, cómo quieren y lo que quieren, y no como los planes y programas indican, ni como el gobierno y los organismos internacionales indican, ni como los neurocientíficos escriben en sus revistas costosas.

Si los científicos deseamos ser escuchados, tendremos que aprender a escuchar y a leer lo que dice y piensa la gente común, estar en contacto con los periodistas sin hacerlos sentir que no saben, por que es cierto, no saben lo que el experto sabe, ¡pero lo está intentando!.

Creo que si la ciencia toca la puerta de los hogares, y las oficinas de los políticos, habrá menos enfermedades, menos resistencia a tratamientos, mayor aceptación de ideas que logren el progreso de todos, solución de problemas, si lo sé, soy idealista.

Alma Dzib Goodin
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Referencias:


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http://blog.chron.com/sciguy/2009/10/the-top-five-most-famous-living-scientists/

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Carey, B. (2011) Fraud case seen as a red flag for psychology research. Disponible en: http://www.nytimes.com/2011/11/03/health/research/noted-dutch-psychologist-stapel-accused-of-research-fraud.html%20%20%20

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miércoles, 4 de julio de 2012

Trastornos del espectro autista: por una detección de capacidades y no de dis-capacidades.



Volkman y Cohen escribieron en un artículo publicado en 1988: “Si se reunieran en una sala todos los individuos diagnosticados con autismo, el hecho más llamativo no sería su similitud, sino lo diferentes que son entre ellos”. Y me atrevo a agregar: y si se reunieran con ellos a todos los terapeutas y gente que no convive con ellos todos los días, les sería muy fácil ver lo que los niños no pueden hacer, pero solo algunos son capaces de admirar sus habilidades.

Conocí la palabra autismo hace más de 25 años durante mi Servicio Social en un hospital infantil. En aquel entonces se le confundía con la psicosis y no se hablaba tan públicamente del tema. La única propuesta terapéutica eran medicamentos que mantuvieran tranquilos a los niños y si en casa eso no funcionaba, entonces se les hospitalizaba. Existían terapias conductuales que se empleaban con unos cuantos, pero la meta terapéutica  era tenerlos quietos.

Tampoco se hablaba mucho de otros trastornos del desarrollo como el Síndrome de X frágil, el Síndrome de Rett, el Síndrome de Prade Willi, el Desorden Desintegrativo de la Infancia, la Esclerosis Tuberosa, el Síndrome de Williams, el Síndrome de Angelman o del Síndrome de Asperger, y si acaso se decía algo de los Trastornos del espectro Autista, solo se decía Autismo.

A diferencia, actualmente Autism Speaks es una voz internacional que le da una voz al autismo y  reporta que 1 de cada 88 niños tiene diagnóstico de Autismo en los Estados Unidos. 

En México no existen datos epidemiológicos, pero tampoco existe apoyo de las instituciones, ni especialistas suficientes que les brinden apoyo.

Es cierto que ahora se sabe más y en los medios de comunicación se puede encontrar  extensa información. En internet si se busca la palabra autismo aparecen 9 860 000 resultados. Pero aún falta algo en todo el conjunto de signos y síntomas que los niños presentan y que cada padre conoce tan bien.

Campañas y difusión tampoco faltan,  desde el Teletón hasta Autism Speaks, pero tal vez esta difusión ha olvidado un punto importante, comenzamos a hablar del autismo y olvidamos a los niños y a las personas detrás del mismo. 

Como expertos no hemos salido de la perplejidad, y es que el espectro autista tiene una variedad de rasgos, que si bien se han tratado de agrupar en las versiones del DSM y CIE, siempre hay un niño que presenta todos los síntomas y ninguno de los anteriores.

En una conferencia celebrada en el CISAME en 2010, después de que todos los expertos hablamos con pasión sobre lo que cada uno de nosotros hemos estudiado sobre el trastorno, una niña como de 8 años levantó su mano. Creo que todos la ignoramos por algunos momentos, y no es no la viéramos, pero había más manos intentando tomar la palabra, por lo que ella alzaba su mano más alto, al punto que todos pensamos que se subiría en la persona de al lado para captar nuestra atención. Finalmente le dimos la palabra y con reverencia nos preguntó: “¿porqué hablan de autismo? antes de ser autista soy una niña ¿cuándo van a hablar de los niños a quienes se les ha diagnosticado autismo?”.

Es por eso, que comencé a escribir sobre lo que sí pueden hacer, estos y otros niños con trastornos del desarrollo, por que los expertos hemos pasado a veces la vida entera diciendo alto y fuerte lo que no pueden hacer, y hemos causado angustia a los padres, por que cuando reciben el diagnóstico, parece que viene atado a un sinfín de Nos: No podrá hablar, no podrá escribir, no podrá ir a la escuela, no podrá bailar, no podrá ir a la Universidad, no, no no. 

¿Acaso no respiran?, ¿acaso no crecen?, vamos por partes.

Buscando evidencias

Hace más de 50 años que se ha sospechado que el autismo está ligado a un gen específico. Se han señalado hasta el momento al menos 17 genes candidatos, ligados al trastorno en diferentes grados y bajo diversas condiciones, se apunta hacia otros que pueden tener información incompleta o tralapada. Es por eso que existen mayor cantidad de investigaciones en familias que tienen más de un niño con diagnóstico de autismo, pero hasta el momento, no existe una sola investigación que apunte a un solo gen.

Aún en los síndromes del desarrollo como la X frágil o el Síndrome de Rett, donde existe un número limitado de genes responsables, existen variaciones en el desarrollo de los niños y se han encontrado mutaciones o borradores genéticos que no empatan en todos los casos. Así que se encuentran casos únicos de niños que presentan más habilidades de las que los manuales de clasificación señalan.

Se han mencionado a las neuronas espejo como responsables de las dificultades en la socialización y la empatía, sin embargo, algunos niños “aprenden” a socializar dependiendo de las condiciones ambientales.

Se señaló por mucho tiempo a las vacunas, pero ya se ha comprobado que no son culpables de desencadenar la neuro degeneración.

Y puedo continuar mencionando factores, desde ambientales, familiares, sociales, y hasta culturales, pero sin importar cuando tiempo tarde en tratar de explicar las causas de los trastornos del espectro autista, la verdad es que la gran necesidad sigue siendo ayudar a los niños y a sus familias a tener una vida lo más normalizada posible.

Y como apasionada del cerebro y debido a que es ahí donde el trastorno se origina, comencé a buscar las respuestas, intentando ver en lo que todos ven, lo que nadie mira. 

Todos los estudios señalan aspectos neuro degenerativos y de diferencias cerebrales, particularmente en la sustancia blanca, que son las fibras nerviosas mielinizadas encargadas en la transmisión de la información de una célula a otra. También se han señalado diferencias en la cantidad de sustancia gris que son los cuerpos neuronales  y dendritas carentes de mielina. Con esto en mente, sin duda hay un problema neuronal.

Actualmente, se apunta a un virus, el HHV-6 como posible causa de algunos trastornos del desarrollo cuyas  secuelas se han confundido con autismo, debido a la ligereza con que a vece se realizan los diagnósticos y con ello, se tiene una muestra de que muchos niños han sido erróneamente tratados.

Me detengo un segundo para decir que desde hace muchos años se sabe que el cerebro es plástico, moldeable, flexible y que se adapta a las situaciones medio ambientales. Esta característica está dada probablemente por aspectos evolutivos, lo que le ha permito cambiar con el paso de los años. Y aunque se requieren muchas generaciones para ver un cambio general a nivel especie, si es posible ver diferencias cerebrales a partir de diversas herramientas de aprendizaje. 

En el caso del desarrollo normal, siendo que el cerebro no sabe a que deberá adaptarse en el medio, la plasticidad permite que el bebé vaya desarrollando aquellas habilidades que va a usar en el medio. Aquellas con las que se sienta más contento, aquellas que le sean reforzadas, como hablar, caminar, sonreír. Y esto me recuerda la pregunta usual de si un artista nace o se hace. 

La respuesta que más me gusta es que, quizá todos seamos pianistas de concierto, pero jamás tuvimos la oportunidad de aporrear un piano.

Se sabe por ejemplo, que aun cuando los niños son capaces de reconocer idiomas extranjeros, perderán esta habilidad para dar prioridad al lenguaje nativo, pues finalmente es el que les  va a brindar una socialización efectiva. Con esto queda claro que las neuronas sobreviven dependiendo de su uso. 

Parece que la naturaleza tiene muy claro el uso de recursos y su aprovechamiento, por lo que no se da el lujo de tener neuronas que no usa, y va a maximizar aquellas que sirven como herramientas en respuesta al medio.

El cerebro con trastornos en el desarrollo

Bajo este principio de plasticidad, la idea es que el proceso neurodegenerativo sucede al parecer aún antes de los primeros síntomas, pero al paso del acomodo cerebral, aprisiona áreas que van perdiendo conexiones y en ese aprisionamiento, eventualmente se vuelve poco usadas. Sin embargo, existen otras áreas que consiguen sobrevivir y se vuelven eficientes, muy a su manera.

Si todos los niños tuvieran las deficiencias que los libros de diagnóstico indican, sería fácil diagnosticar los trastornos, sin embargo, me parece que no es así. Aún para los expertos es fácil confundir los síntomas. Por ejemplo, en un estudio llevado a cabo en la Clínica de Autismo del CISAME, en la Ciudad de México,  se encontró que el 27% de los casos no deberían ser diagnosticados como parte del espectro autista, pues las historias clínicas revelaban problemas perinatales como causas de los síntomas y signos de los niños.

Es por ello que prefiero invitar a los padres a analizar ¿qué es lo que los niños si pueden hacer?. El síntoma principal se centra en las deficiencias de comunicación, pero incluso en los niños que no hablan se encuentran medios de expresión. Este es el caso de Carly Feischmann, quien nunca había dicho una sola palabra, hasta que por casualidad, sus padres y terapeutas descubrieron que era capaz de escribir y eso le abrió la puerta a la comunicación.

Pero, ¿qué más puede hacer?, si usted busca encontrará que su hijo puede hacer cosas, no como los demás, quizá las hace con su matiz especial, tal vez de manera sofisticada como el protagonista de la serie Touch, o bien muy a su manera. Incluso tal vez sonría con esa expresión de pocos amigos, pero para usted, sin lugar a dudad es una sonrisa.

Partiendo de la plasticidad cerebral, no se rinda, el cerebro de su hijo se va a adaptar a las circunstancias, tal vez más lento y no tan alto, ni tan atinadamente como otros niños. Pero si se le apoya, no hay duda que sorprenden.

 Quizá la regla es no verle con lástima, ese sentimiento de minusvalía es destructivo, nos hace pensar que no se puede, que no sabe, que no esto y que no lo otro. Intentar, hacerlo dos veces, tres, cuatro. ¿Cómo se forman los atletas olímpicos?, no piense usted que logran hacerlo perfecto a la primera. Pero vale la pena el intento.

Finalmente, deseo recordar que ningún cerebro es igual a otro, que todos aprendemos, sentimos y vemos al mundo de maneras diferentes, es por eso que no entiendo, y me permito admitir mi ignorancia, no entiendo el por qué se fija la atención en lo que los niños no pueden lograr, como si genética o trastorno fuera destino, si existen mucha evidencia de la plasticidad cerebral y de logros quizá pequeños para la humanidad, pero que se convierten en grandes pasos de cada niño con cualquier trastorno del desarrollo. A pesar de lo difícil que es a veces lidiar con sus berrinches.

Creo que los especialistas, los padres y la sociedad deben trabajar en la comprensión de los trastornos, no para pedir dinero, no para ganar notoriedad o salir en la foto, sino para dar una oportunidad de adaptación a los niños, que un día crecerán y se harán adultos.

El gran error es pedir que la sociedad se adapte a ellos, pedir a los padres que dejen sus vidas a un lado por el bien del niño.  Un día los padres no estarán ahí para cuidarle, así que la meta es la adaptación y no la adecuación.

Habilidades

Sin caer en el error de que todos los niños son como los que se presentan en los libross, puedo decir que diversas investigaciones encuentran habilidades matemáticas, musicales, y relacionadas con las artes plásticas en los niños con trastornos del espectro autista, pero ¿ha intentado darle una computadora o una tableta?, ¿la jardinería?, tal vez el macramé sea una opción… los que tienen además un poco o mucho de obsesión compulsión pueden ser excelentes para el control de calidad. 

No piense en ellos como quien no puede hacer nada, encuentre aquello que si puede hacer, y encontrará el talento. El objetivo es encontrar lo que sí puede hacer. Aún el niño sordo ciego puede sentir, y oler y a partir de ello descubre el mundo.

Y para aquellos que tienen hermanos, aplica lo mismo. Mi meta en la educación es que los niños encuentren su talento lo más jóvenes posible para que puedan ser niños felices y adultos exitosos. Quizá su habilidad como adulto sea encontrar el don de cada uno de estos niños. Lograr la comunicación, por cualquier medio vale la pena. Estoy segura de que se sorprenderá de lo que encuentre. 

Ser un niño con autismo no es un diagnóstico, es una jugada de la vida, pero lo más importante es que se tiene una vida para decidir que hacer con ella. Solo necesitan de alguien que les brinde una mano para lograrlo.

Alma Dzib Goodin

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Referencias:
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