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lunes, 6 de mayo de 2013

Dejando de lado el DSM: los pacientes merecen mejores diagnósticos


El pasado viernes 3 de mayo de 2013 el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) de los Estados Unidos anunció que abandona el manual de Diagnostico y Estadística de los Trastornos Mentales (DSM) que durante décadas ha sido usado como el medio de diagnóstico por excelencia no solo en Los Estados Unidos sino en muchos otros países para el tratamiento de las Enfermedades Mentales que asaltan a los seres humanos desde la infancia hasta la vejez.


La noticia surge a unos días de que la quinta versión de dicho Manual salga a la luz después de algunos cambios que pueden ser considerados mínimos sobre todo en el tema del neurodesarrollo, entre los que se encontraba la reconsideración del Síndrome de Asperger como parte de los Trastornos del Espectro Autista.



El anuncio se hace  con un tono de sarcasmo por parte de diferentes medios y redes sociales al referirse al DSM como la biblia de la psiquiatría, que por supuesto es usada como medio diagnóstico clínico para los diversos trastornos de salud mental y que traducido a diversos idiomas con el fin de unificar criterios internacionalmente, sin importar aspectos fenotípicos.

Sin embargo, esto NO significa que se deba quemar el DSM y mucho menos que no se reciba con buenos ojos la nueva versión, a diferencia de lo que muchas notas periodísticas comentan, la separación no es un divorcio, es solo la puerta para que haya más herramientas diagnósticas para el tratamiento de las enfermedades mentales.
 
En la página de la American Psychiatric Association, se anunció hace muy poco que el 22 de  Mayo de 2013 aparecería la Quinta versión  del DMS después de dos años de intensas revisiones que incluían más de 13 000 mil comentarios, más de 12 000 correos electrónicos y el trabajo de al menos 13 grupos de trabajo, logrando así criterios unificados entre la comunidad médico-científica.
Aunque se había mencionado en diversos foros clínicos que el Manual tenía una tradición reduccionistas de los padecimientos, parecía imposible que esto pudiera cambiar, pues a lo largo y ancho del planeta era usado como la varita mágica capaz de decidir no solo el tratamiento de los pacientes, sino su desarrollo futuro teniendo inferencia médica, educativa y legal.



Uno de los principales problemas es que continua atribuyendo una enfermedad a cada entidad clínica basada en principios que no necesariamente se presentan juntos en tiempo y espacio en la sintomatología del paciente y que no permitía en muchos casos, llevar a cabo otros estudios de contraste.



La historia comenzó en 1952 cuando la primera versión del Manual se publicó bajo diversas investigaciones surgidas después de la Segunda Guerra Mundial que buscaban evaluar los problema psiquiátricos en los soldados sobrevivientes de los campos de combate y que regresaban a casa confundidos.



Previamente, en 1949, la Organización Mundial de la Salud había publicado la Clasificación y Estadística Internacional de Enfermedades (ICD) la cual incluía por primera vez una sección especial para los desordenes mentales.



A lo largo de los años el DSM tuvo diversas revisiones, la segunda publicada en 1968, la tercera en 1980, la cuarta en 1994 y la quinta espera publicarse el 22 de mayo de 2013.



Las razones por las cuales el Instituto Nacional de Salud Mental decide hacer a un lado el Manual de Diagnóstico pueden ser muchas, desde voces que claman que no es posible clasificar las entidades nosológicas a partir de un grupo de síntomas, como en el caso de los trastornos del espectro autista o el déficit de atención, que no permitían a los propios médicos dar una atención clara  a los pacientes, hasta el grito desesperado de diversos investigadores que observaban como a nivel nacional aumentaba el número de casos de Autismo y Déficit de atención, depresión y trastorno bipolar.



Lo cierto es que las investigaciones fisiológicas, genéticas y neurocognitivas han dado grandes avances y no pueden seguir siendo ignoradas, es por ello que la mirada se posará ahora sobre un proyecto que ya tiene camino andado llamado Research Domain Criteria (RDoC) que busca considerar componente psicológicos irregulares para la comprensión de las enfermedades mentales en términos cognitivos, así como  diferencias neuronales y genéticas.



Aun cuando los criterios del DSM permitían el traslapes en los diagnósticos, por ejemplo era posible reconocer a un niño con Síndrome de Down y Autismo, usualmente se otorgaba un solo diagnóstico de la clasificación, lo cual dejaba a los médicos en un desamparo profesional que a veces debía trabajarse en a pesar de la salud y condiciones del paciente.



Por otro lado, en el caso de los trastornos del espectro autista, al ser tratados solamente los síntomas observables, no se consideraban las dificultades perinatales, genéticas o ambientales que pudieran intervenir en la sintomatología dejando a los niños y sus familias al amparo de medicamentos que no siempre eran recetados considerando estudios clínicos de laboratorio.



En este sentido una de las posibles ventajas del alejamiento del modelo psiquiátrico tradicional es que será posible, por un lado analizar con mayor detalle los trastornos, considerando factores influyentes, desde genéticos, ambientales, y clínicos y por otro lado, forzará a los profesionales de la salud mental a requerir de mayores herramientas de diagnóstico.



Bajo este contexto, quizá sea posible ver a las personas más allá de la etiqueta que le sea otorgada, además de que existan otras formas de tratamiento además de la pastilla mágica cúralo todo a la que la psiquiatría tradicional nos ha tenido acostumbrados, encontrando así el apoyo de la neurociencia.



La investigación neurocognitiva tendrá finalmente una aplicación más allá de ser solo investigación básica, aunque a todo poder corresponderá una gran responsabilidad, como bien dice el hombre araña, pues también es cierto que la investigación psicológica y neurocientifica está bajo escrutinio debido a diversos trabajos que se han considerado faltos de ética, así que solo quedará esperar el beneficio de los pacientes y sus familias que merecen, sin duda alguna mucho más respeto, incluyendo  más y mejores profesionales de la Salud.



Mientras tanto, no hay que olvidar que el contexto de los Estados Unidos es muy distinto al del resto de los países, sin embargo, como ya mencioné en otros foros, hay que continuar las investigaciones en marcha y esperar la respuesta de la comunidad científica internacional.





Referencias



American Psychiatry Association (2013) DSM-5 Development. Available at: http://www.dsm5.org/Pages/Default.aspx



Drummond K (2013) Federal Institute for mental health abandons controversial “bible” of psychiatry. Available at: http://www.theverge.com/2013/5/3/4296626/nimh-abandons-controversial-bible-of-psychiatry



Dzib Goodin, A (2013) The attention disorder or: pay attention!. Available at: http://talkingaboutneurocognitionandlearning.blogspot.com/2013/04/the-attention-deficit-disorders-or-pay.html



Dzib Goodin, A (2010) Alteraciones del desarrollo por dificultades perinatales y la confusión con los trastornos del espectro autista. Revista de Neuropsicología. 5 (1) 4-9.



Dzib Goodn,  A (2012) Austism spectrum disorders: a detection of abilities and not dis-abilities. Available at: http://talkingaboutneurocognitionandlearning.blogspot.com/2012/07/autism-spectrum-disorders-detection-of.html



Mind Hacks (2013) National Institute of Mental Health abandoning the DSM. Available at: http://mindhacks.com/2013/05/03/national-institute-of-mental-health-abandoning-the-dsm/



Reese, H. (2013) The real problem of psychiatry. The Atlantic. Avaliable at: http://www.theatlantic.com/health/archive/2013/05/the-real-problems-with-psychiatry/275371/



Toor, A. (2013) Controversial update to “bible” of psychiatry fuels debate over foundations of mental health: One book raises a big questions. Avaliable at: http://www.theverge.com/2013/4/19/4243060/dsm-5-bible-of-psychiatry-mental-health-revisions-spark-boycott

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