Es común pensar que existe una
relación entre los estudiantes exitosos y sus buenos hábitos forjados en el
hogar, y que el aprendizaje de buenos hábitos solo depende de las reglas que
los padres imponen en casa. Sin embargo desde un punto de vista evolutivo,
existe un acento molecular más profundo que afecta el cómo los seres humanos
pueden manejar los relojes y la actividad que se realiza en torno a ellos, por
lo que es importante considerar que la vida en el planeta en general se relaciona
con cambios llaman ciclos, y que los seres humanos recibimos mucha influencia
de uno en particular conocido como ritmo
circadiano.
Los ritmos
circadianos son ciclos biológicos de aproximadamente 24 horas que preparan a un
organismo para los cambios ambientales diarios, impulsados por relojes moleculares que son básicamente un mecanismo
de retroalimentación transcripcional y
de traducción, los cuales están gobernados por genes encargados del reloj biológico
en los mamíferos, los cuales están presentes en prácticamente todas las células
de un organismo, y, por supuesto, los seres humanos no pueden huir
de él, por lo que desarrollamos algo conocido como cronotipo.
Cronotipo se refiere a la manifestación conductual de los
ritmos circadianos y se reflejan en la propensión de una persona a dormir en un
momento determinado durante un período de 24 horas. En este sentido se
reconocen cronotipos vespertinos cuando las personas tienden a dormir y
levantarse hasta tarde, y matutinos cuando las personas suelen levantarse y dormir muy temprano.
En este sentido tener una conducta matutina o vespertina son
los dos extremos con la mayoría de los individuos presentan, sin embargo, esto
puede modificarse dependiendo de las exigencias del medio y por la edad, pues a
lo largo del desarrollo se producen cambios en los hábitos de sueño ya que los
niños pre-púberes prefieren levantarse temprano, los adolescentes aman dormir
hasta tarde, y muchos ancianos requieren de dormir más horas y llegar temprano
a su cita con la almohada.
La regulación de cronotipos, es un proceso codificado por los cambios en el desarrollo, la propensión individual para un cronotipo específico debido a las actividades durante el día, la dinámica genética de cada persona, señales ambientales importantes (conocidos como zeitgebers) que incluyen aspectos como la luz, la alimentación, el comportamiento social, el trabajo y los horarios escolares, como lo explican investigadores como Roenneberg, Kuehnle, Pramstaller, Ricken, Havel, Guth y Merrow.
Investigaciones
recientes muestran que el cronotipo cambia con la edad, y diversas
investigaciones han encontrado diferencias sistemáticas entre los niños y
adolescentes, mostrando que los niños muestran cronotipos matutinos, que cambian
lenta pero progresivamente por un retraso del encuentro con la almohada, hasta llegar
a un máximo de preferencias diurnas alrededor de los 20 años, lo cual sugiere
el final de la adolescencia.
Esto explica
por qué relojes circadianos adolescentes normalmente tienen predilección por la
vida nocturna, pero esto no es toda la historia, ya que estas preferencias
diurnas se deben también a factores endocrinos, pues innegablemente las
hormonas comienzan a funcionar alrededor de esa edad.
Esto explica la
facilidad para encontrar alumnos que sufren de cansancio durante las clases
matutinas y de cómo esto afecta la consolidación del aprendizaje y su progreso
estudiantil, ante ello, diversos estudios han demostrado que los estudiantes duermen
menos tratando de estudiar, aunque el resultado usual es un rendimiento pobre en
las pruebas escolares.
A ello se
agrega que a mayor edad, los adolescentes comienzan a tener más actividades, lo
cual abre más brechas entre el momento de dormir, lo cual se conoce como jetlag social, que puede ser descrito como la discrepancia de sueño entre los días
laborales y los días de asueto, lo que significa una diferencia entre el tiempo
biológico y el social, llevando a una deuda de sueño considerable que
eventualmente cobra factura.
Este jetlag
social se ha relacionado con actuaciones académicas pobres. Así que en este caso, debe ser considerados no solo los buenos o malos hábitos
de los estudiantes en torno a la facilidad para cumplir con las tareas, o si
una hora de sueño hace o no una diferencia; no se olvide que los seres humanos
son criaturas biológicas, con genes que responden a muchos años de evolución y
cerebros que han sobrevivido durante tantos años, por lo que los genes y los
cerebros no pueden estar equivocados. Probablemente lo mejor es dejar que los
estudiantes dormir una hora más porque van a responder mejor a las pruebas
académicas con suficientes horas de sueño por la mañana y tendrá la energía
para trabajar durante el día.
Este es un punto que ha comenzado a
discutirse en a nivel medio superior en los Estados Unidos y vale la pena
considerar antes de acusar de flojos a los estudiantes y de diseñar horarios.
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