El cerebro lleva a cabo tantos procesos, al mismo tiempo bajo las mejores, las ideales y las peores circunstancias ¿quién no ha tenido un mal día o un momento brillante?.
Pero, ¿cómo aprende a hacer lo que hace?, ¿por qué algunas cosas parecen tan sencillas que es posible hacerlas con los ojos cerrados y otras simplemente son tareas a las que parece que estamos negados?.
Es ahí donde el proceso de aprendizaje tiene su razón de ser. Es común escuchar decir que nadie nace sabiendo, pero no es del todo cierto, pues al momento de aprender existe un cierto peso tanto de los factores personales como de los adaptativos. Los factores personales están cargados de un poco de genética y de gusto por ciertas actividades, lo cual crea una facilidad innata para la realización de ciertas tareas (Stanovich, 2009).
Esto crea confianza en la ejecución de las tareas y facilita la repetición de las tareas. Es por eso que creer que la inteligencia superior o la habilidad es la clave del éxito, es un error, y pone presión sobre las personas, pues se basa en la perspectiva de un cerebro rígido y poco moldeable (Dweck, 2007). Eres lo que eres y no puedes ser otra cosa, esta es una perspectiva que empobrece el aprendizaje.
Por otra parte, la visión de la neurocognición abre la puerta a un cerebro moldeable, cambiante, capaz de aprender a partir de las estrategias necesarias para la adquisión de habilidades (Hawkins y Blakeslee, 2004). Si el cerebro fuera visto como una computadora, entonces lo único que le hace falta para llevar a cabo distintas ejecuciones es un programa que le permita realizar tareas para las cuales no está diseñado, lo cual va creando una autodisciplina y suficiente motivación para la ejecución (Duckworth y Seligman, 2005).
La pregunta de entonces es si cualquiera puede ser un pianista exitoso o una gimnasta capaz de llevar a cabo ejecuciones perfectas. La respuesta más obvia sería: Si, solo tiene que intentarlo, pero entonces hará falta el ambiente y las condiciones idoneas para hacerlo. Pues no es posible saber si es posible hacer algo hasta que no se intenta y es entonces donde el entorno se vuelve relevante (Ericsson, Charness, Feltovich y Hoffman, 2006).
Mirar al cerebro humano como estático es similar a la visión que se tenía del Universo, creada probablemente por Heinrich Olbers (Hawking, 2002) y hace ya mucho que se estableció fehacientemente que el universo se expande, se crea y se reconstruye; y esto mismo se ha dicho acerca del cerebro, aunque la educación insista en que si no se cuenta con la habilidad específica para algo, medida en cierto momento y bajo circunstancias específicas, jamas podrá ser adquirida, solo los inteligentes progresan, solo la escuela educa… espero vivir lo suficiente para que podamos reirnos de esto y tener una sociedad motivada para aprender.
¿Cómo lograrlo?, la primera idea es que hay que intentarlo y para ello surgen las estrategias. Las estrategias son los medios o pasos, por los cuales es posible llegar a una habilidad. Similares a algoritmos o heuristicos que permiten lograr un resultado en cualquier ciencia exacta, cuyo producto final es lograr el conocimiento del mundo (Frank, 1974).
Estas estrategias requieren de dos condiciones: la primera es la motivación para seguir los pasos que se indican, y la segunda es que la propia estrategia contenga en si misma la auto correción (Blanchette y Richards, 2010).
Sin motivación para aprender, el cerebro se aburre y se centra el detalles irrelevantes, pues la motivación es una combinación de atención al medio, mezcla de neurotransmisores y personalidad (Gosline, 2007).
La motivación es uno de los motores cerebrales que hacen que las criaturas, incluyendo a los seres humanos, se forcen al límite y logren sus objetivos. Cosa que la raza humana agradece todos los días, pues es un síntoma del progreso.
Pero el complemento de las estrategias son los procesos mentales, ya que requieren de la explicación sistemátizada de cómo se lleva a cabo una tarea, fragmentándola en pasos específicos para compartirlo con otros.
Desde el punto de vista de la educación, la meta es el desarrollo de habilidades cognitivas y metacognitivas, bajo el esquema de aprender a aprender, creando el mito de que la inteligencia vence cualquier obstáculo. En este sentido, las habilidades cognitivas son las más sencillas las que más se desarrollan en las aulas desde los primeros años escolares, se refieren a la adquisión y manejo de información y del entorno por ejemplo; mientras que las metacognitivas requieren habilidades de auto monitoreo de la propia ejecución, con el fin de corregir la ejecución de tareas y requieren de mayor desarrollo cognitivo (Monereo y Castello, 2001; Monereo y Badia, 2001)
Basicamente una estrategia es el proceso sistemático, de pasos a seguir, dividido en micro o macro instrucción para aprender algo. A partir de esto se pueden encontrar múltiples formas de lograr primero, la comprensión de la estrategia que posteriormente se vuelve una habilidad.
Toda estrategía, debe tener una meta de lo que se quiere mostrar, tomando en cuenta en nivel de ejecución donde se inicia y a dónde se desea llevar al alumno (Beltrán Llera, 2003). En este sentido surge la imagen Vigostkiana de la zona de desarrollo próximo que permita medir el logro de la estrategia a la luz del conocimiento adquirido. Para ello por supuesto ha de considerarse el qué se va a enseñar y a quién, siendo la estrategía el cómo.
A partir de esto, se establecen técnicas o procedimientos de cómo enseñar al alumno, apartir de momentos de acompañamiento, para lo cual existen técnicas como el modelado, el andamiaje y la meta es la auto ejecución de la tarea.
Es entonces que cabe considerar el siguiente ingrediente, pues no se debe olvidar que la información llega al cerebro a través de los sentidos, y que algunos de los supuestas dificultades para aprender, no son más que problemas de adquisición de la información, y esto tiene relevancia pues se tiene la idea de que la visión es el proceso sensorial por excelencia, y entonces una estrategia puede diseñarse a partir de algo llamado aprendizaje vicario, también llamado aprendizaje por observación, pero no se debe olvidar la audición como medio de aprendizaje, por ejemplo en el caso de enseñanza de la lengua (Fischer, 2010).
Un diseño de estrategia requiere de un análisis sistemátizado del esquema de enseñanza y aprendizaje, por ejemplo, si se va a enseñar a alguien a escribir, habrá de preguntarse primero, ¿cuáles han sido las interacciones de la persona con el proceso de escritura?, pues para escribir, aunque parece lógico, suele olvidarse que hace falta el desarrollo ocular y motor de la mano dominante, de no existir el desarrollo sostenido de ello, se pueden presentar las llamadas dificultades en la escritura, como la escritura no uniforme o en varios planos de la hoja. También habrá de saberse si la persona conoce la relación grafía – sonido.
Existen muchas técnicas para la enseñanza de la escritura, todas son exitosas sin duda, pero si se toma en cuenta al cerebro con el que se interactua, se puede elegir de mejor manera la técnica preguntando el nivel de avance en la adquisición, permitiendole trazar libremente y observando como se toma ya sea el lápiz o la pluma y la forma en que se coloca sobre la superficie en la que va a deslizarlo para hacer el trazo.
Elegir una técnica y pensar que ha de funcionar para todos, es negar la existencia del educando y su contexto. Hay una técnica para cada persona, y por supuesto éstas se pueden combinar, modificar, extender, acortar dependiendo de las necesidades y habrá que considerar que quien aprende, también hará sus propias adaptaciones. El error más común es creer que todos entienden lo mismo. Decir: tomen el lápiz con la mano derecha y escriban, es negar a los zurdos el derecho de acción de la mano dominante.
Hay entonces una subdivisión de las tareas, la tarea meta es escribir ¿escribir qué? Un libro o solo una palabra, ¿cómo?: con letras mayúsculas, minúsculas, ¿sobre que superficie?: empleando solo los cuadros grandes, pequeños, rayas o una hoja en blanco, y esto no es lo mismo que escribir sobre un pizarrón de 40 X 60 pulgadas. El medio es un lápiz estándar o una crayola. ¿hay suficiente luz o hay brillo sobre la superficie?.
Existen contenidos que es posible realizar a partir de micro tareas y otros que requieren solo uno o dos pasos. Entre más pasos se requieren, más tardado será el proceso de adquisición, pero a veces una persona requiere de más elementos para comprender la tarea, es por eso que se dice que una estrategia puede y debe ser auto corregible (Roediger III y Finn, 2010).
La sofisticación de las técnicas y la elección de las mismas, debe considerar el nivel de comprensión que la persona tiene sobre un tema y que tanto éstas permiten la práctica sistemática que lleve a la consolidación. Un ejemplo de ello son los simuladores de manejo o de vuelo, que son herramientas explotadas incluso en los video juegos, que si bien permiten la práctica continua, siempre serán un paso previo a la ejecución con escenarios y variables reales.
Siendo asi, se pueden tener pasos previos a las tareas, similar a las llantas traseras de una bicicleta, las cuales se remueven una vez que el aprendiz siente suficiente confianza para moverse en el espacio considerando la velocidad y el terreno.
En la elección de la técnica a emplear, no es posible olvidar que la memoria tiene un sistema de predicción que le ayuda al cerebro a completar las piezas del rompecabezas (Hawkins y Blakeslee, 2004) en este sentido, es posible obviar pasos, pero también si se piensa que un elemento de la cadena es necesario bajo una situación específica, se puede agregar si fuera necesario, esto se hará sobre todo cuando se trabaja con estrategias cognitivas.
En el caso de las estrategias metacognitivas, el punto importante es hacer conciente el proceso que se lleva a cabo, para con ello, lograr el automonitoreo de la ejecución, bajo el esquema de qué se ha de hacer, cómo, bajo qué meta, con qué herramientas, qué habilidad requiere cada herramienta, si se micro monitorea es más factible corregir errores que surgen al momento (Solomon, 2007).
La meta entonces, es lograr una persona capaz de determinar sus alcances y limitaciones, con la determinación de emplear sus herramientas cognitivas en beneficio de su propio desarrollo. Es por eso que se entretejen temas como la creatividad, la motivación y el gusto por la ejecución.
Pero la implementación de estrategias no es un asunto de magia, ni de éxito inmediato. Una estrategia puede dar frutos a corto plazo, dependiendo de la meta a alcanzar o a muy largo tiempo. Un ejemplo de ello es la lectura o la escritura, si bien las primeros años escolares fincaron la bases de ambos procesos, el uso y manejo de los mismos, hace la diferencia entre un escritor o un lector experto, capaz de emplear lo que lee en un escrito. Y este es otro punto en contra de la visión educativa mundial, se espera que los niños sepan cosas, como mandato divino, pero si no hay una razón para ello, el sistema cognitivo simplemente no podrá mantener por mucho tiempo la información, bajo el principio de la economia cognitiva. Sera la repetición, el gusto y el beneficio que una tarea brinde al sistema, lo que creará redes neuronales estables y fincará las bases para futuros aprendizajes. Eso no se encuentra bajo la orden de un profesor, sino por la determinación de estructuras del área frontal y prefrontal del cerebro, que es donde mayormente se lleva a cabo el proceso de toma de decisión (Roberts, Anderson y Husain, 2010).
El sistema de cableado de las redes, tomará entonces un papel importante, y la tarea a ejecutar se convertirá en un hábito, o bien en un puente de acción para tareas nuevas (Tirapu-Ustárroz, Luna-Lario, Hernáez-Goñi y García-Suescun, 2011). Y entonces el educando habrá pasado de una estrategia, donde su nivel era o mínimo o nulo a la expertes.
Algunas tareas permiten el modelado, basado en aprendizaje vicario o por imitación, sobre todo aquellas que requieren de una ejecución motora, como pueden ser las empleadas en los deportes, la escritura o en las artes, mientras que otras requieren más de los conocimientos previos, como las estrategias instruccionales empleadas en las aulas (Anderson, 1997).
El andamiaje, es el apoyo que brinda un experto a un novato, siempre será necesario, pero no todos los novatos requieren de la misma dosis, pues habrá de considerar los aprendizajes previos y el nivel de sofisticación de la tarea. ¿Cuántas veces no se topa uno con un: lo ví en el canal de National Geographic o Discovery Channel?, y nunca minimize el papel de las series de televisión o de las actividades entre pares (Dweck, 2007).
Entre más dificil es una meta, más apoyo se requiere, y más motivación hacia el éxito por parte del alumno; pero si la tarea es demasiado simple, puede resultar aburrida y por ende poco funcional.
Es por eso que los modelos de diseño instruccional pueden resultar poco exitosos, sin importar el grado de sofisticación con que hayan sido diseñados. Una estrategia puede funcionar perfecto para un grupo de personas e insuficiente o demasiado complicado para otro. De ahí que existan tantos modelos estrategicos como hojas en un árbol. Todos pueden ser excelentes, si se emplean bajo el marco de referencia adecuado, pero cualquier error puede resultar en un horror en la enseñanza.
Uno de las estrategias que actualmente se emplean con mayor beneficio en la educación, son las estrategias lúdicas. Puede caerse en el debate de si son estrategias o técnicas, pero el asunto es que se comprueba su eficacia en la mayoria de los casos, debido a que la meta es clara, es motivante y divertida, lo que hace romper esquemas clásicos de aprendizaje. Pero no es algo que deba aplaudirse en la educación formal. Es la manera en que evolutivamente las especies aprenden, jugando, explorando, con ensayos y errores, repitiendo una y otra vez lo mismo, hasta llegar al dominio de algo, que de no lograrse, puede costar la vida, pues no hay que olvidar que el aprendizaje está al servicio de la conservación de la especie. Asi se hacen los beisbolistas de grandes ligas, y asi es como se logra la confianza en si mismo, esa es clave del éxito. Quizá no sea capaz de hacer otras cosas, pero en su campo de dominio, usted es el mejor, ¿cómo llego a ello?.
De ahí que el aprendizaje basado en problemas o en simuladores ha puesto a la vanguardia a la enseñanza sobre todo en las áreas médica y económica (González Frias y Castro López, 2011; Graeml, Baena y Mihai Yannaki, 2011), intentando crear un experto antes de llegar al campo de batalla. Pero no se ha de olvidar que la realidad puede tener combinaciones de variables mucho más complejas.
Llegar al dominio de algo, lleva tiempo, requiere motivación, activación de áreas cerebrales que se modifican a partir de la repetición de tareas, estas se complementan con otras a las que llamamos aprendizaje previos, y todos los días es posible aprender y modificar el músculo cognitivo. Es flexible, le gusta aprender, le gusta además demostrar lo que sabe, pero, no es capaz de aprender como los demás cerebros. Por eso es importante la capacidad de monitorear las estrategias, y de disfrutar el cambio. Los hábitos ahorrar energía cognitiva, es cierto, no hay que pensar en cómo abrochar un botón o como encender una laptop, se hace en automatico, pero piense por un momento, ¿cuántos intentos le llevó lograrlo?.
Alma Dzib Godin
Si te gustó este sitio, puedes conocer un poco más de mi trabajo en: http://www.almadzib.com
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Referencias:
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Beltrán Llera, J. (2003) Estrategias de aprendizaje. Revista de educación. 332. 55-73.
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Ericsson, KA., Charness, N., Feltovich, PJ., and Hoffman, RR. (2006) The Cambridge handbook of expertise and expert performance. Cambridge University Press. USA.
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Imagen 3D: Juan Conde Tovani.
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